A palabras necias, oídos sordos.

A palabras necias, oídos sordos.

Mis Complicaciones Favoritas

A world so hateful some would rather die than be who they are

28.7.11

Fourth play.

Tan solo era un día nuevo, un día totalmente normal... sin saber lo que me pasaría. Todo estaba programado de una manera totalmente diferente a la realidad y, así fue, todo lo que estaba planeado, ocurrió, hasta cierto punto. Después de una comida familiar, muy peculiar, por cierto. Pero, por desgracia, la que no tiene nada  que ver con esta historia; decidí ir a Vigo, ya que estábamos en Canido y nos teníamos que transportar en el bus, con mi prima a quedar con su novio y sus amigos. Sabía que em iba a aburrir por lo que quedé con uno de mis mejores amigos, ahí empezó todo, supongo, ¿verdad? Todos los planes iban cambiando. Y, sin querer, me fijé en el número de autobús, sintiendo escalofríos por dentro: 11. Así, sencillo, grande y verde. Once, once, once. ¡Genial!
 Suspiré.
Eso no tiene nada que ver con la historia, por ahora. Y relajé mis músculos, sintiéndolos tensos. Creo que tampoco debería importar que le di un billete de diez euros a la que conducía el bus que, por cierto, tenía cara de mala leche.
Al llegar a Vigo, entramos a una cafetería, pidiendo permiso antes, para ir al baño, mi prima se estaba meando. Reí ante mi pensamiento.
Pasamos las calles que nos faltaban para llegar a la plaza de la estrella y, yo, sin arreglar, con un chándal y una chaqueta -que a pesar del calor tenía puesta- muy grande para mí, me paré un segundo, o quizás el mundo se paró por mí.
Ojos azules, bonita sonrisa. Allí estaba.
Tragué saliva y unos cuantos chicos saludaron a mi prima, conociéndola, quizás, de toda la vida. Pero unos ojos color azul no se despegaban de mi cara, y yo bajé la mirada, intimidada, con algún síntoma de vergüenza. Y él sonrió, aún anodadado por la noticia de encontrarme  y se acercó apenas unos pasos a mí. "Hola". Así, suave, con su voz de pito, me saludó. Sonreí con ganas y quise disimularlo. Por lo que levanté y bajé la cabeza durante dos segundos para hacer un saludo. "Hola". Le repondí, sin ningún entusiasmo pero tampoco maleducada. Estaba allí y lo había visto. ¿Por qué me lo encontraba cuando menos me lo esperaba? Y lo peor de todo, ¿por qué casi siempre sin camiseta?
Suspiré y me senté con mis amigos esperando a mi mejor amigo. Él me llamó en breves minutos y cogí. Yo lo veía pero él no me veía a mí.
Entre risas y bromas me acerqué a él y lo abracé con locura. ¡Hacía tanto tiempo que no lo veía!
Tan pronto acabó el abrazo un amigo nuestro se acercó sonriendo. Le entendí algo de que una chica estaba realmente buena y que se la quería llevar a dar una vuelta por su mundo, o sea, quería liarse con ella. Yo me reí ya que un chico de ojos azules, se acercaba a la chica y le daba dos besos con una sonrisa en la cara.

—Mierda, ya la cagué, ya la cagué.—Dijo nuestro amigo con una mala cara.
—¿Por qué?—Preguntó mi mejor amigo.
—Si ya se mete él —señaló al chico de los ojos azules— ya está todo perdido.—Y se tumbó en el césped rendido.


Mi mejor amigo y yo nos reímos pero el dolor no solo estaba inyectado en el corazón de nuestro amigo, sino que yo notaba un leve pinchazo dentro de mi corazón y sonreí. El chico de los ojos azules era tan solo un capricho. O eso esperaba.



 MIS COMPLICACIONES FAVORITAS.