Vivir

A veces me paro a pensar en la vida y parece que estoy muerta. No siento y no vivo las cosas. Quiero ser alguien que a cada problema le ponga una sonrisa, que cada obstáculo le dé fuerzas para saltarlo, que cada persona que se vaya de su lado, le recuerde como algo inolvidable. Me siento vacía por dentro, sin ganas de nada y, a la vez, queriendo tener ganas de todo. Quiero dejar de sentir esta presión en el pecho, esos gritos que vocifera mi corazón pidiendo ayuda. Se está rompiendo lentamente; oigo cómo se destroza cacho a cacho. ¿Cómo puedo explicarlo sin sentirme egoísta? Que mi cuerpo y mi alma están reclamando atención, que quieren ser escuchados, hablados e, incluso, amados. Quieren sentir caricias, palabras bonitas, amistad y amor. De vez en cuando me lo susurran, a veces me lo dicen y, la mayoría de veces, me lo gritan. Y, para que yo lo vea, hacen que mis ojos se vuelvan más verdes. "Alba, ahí tienes la prueba. Llora y sentirás nuestro dolor." Que todo esto me desgarra. Me araña el pecho. Incluso, me coge la garganta impidiéndome respirar. ¡Qué perdida estoy! Estos sentimientos hacen que sepa que estoy viva. Que puedo cambiarlo. Que soy fuerte. Que puedo con todo. Que se puede superar. Que puedo sonreír a los problemas. Que puedo saltar obstáculos. Que siempre habrá alguien que me recuerde con una sonrisa. Solo necesito a esa gente que me quiere para seguir adelante. Supongo que gracias por hacerme ver que vivir se trata de sentir. Y yo no estoy muerta, porque aún os siento a mi lado.

MSC